Autor: Ricardo Delgado
Breve historia de la acción climática
Desde hace más de una década, Colombia se ha planteado sus aportes a la mitigación del cambio climático. Los primeros aportes de mitigación se dieron en el marco del protocolo de Kioto a través de los Mecanismos de Desarrollo Limpio. Mediante este mecanismo los países que tenían compromisos en el marco del protocolo apoyaban el desarrollo sostenible de los países que no tenían compromisos vinculantes en el marco de ese protocolo. Pero fue hasta la Conferencia de las Partes 16 (COP16) celebrada en Cancún en 2010 cuando Colombia realizó sus primeros “pledges” de mitigación. En la COP16, el país manifestó su intención de contribuir con la mitigación de gases de efecto invernadero a través de un conjunto de acciones que incluían detener la deforestación y mantener la proporción de electricidad generada a partir de energías renovables en alrededor del 70%. Estos “pledges” no fueron compromisos legalmente vinculantes por lo que fueron reemplazados por los compromisos del Acuerdo de París en 2015.
Los cinco años entre los acuerdos de Cancún y el Acuerdo de Paris fueron aprovechados por el país para adelantar el estudio técnico de las capacidades de mitigación, los requerimientos e impactos económicos de la implementación de acciones de mitigación a nivel nacional y para formular su primera Contribución Nacionalmente Determinada (NDC por sus siglas en inglés). Esta NDC es un compromiso legalmente vinculante que forma parte del Acuerdo de París que fue aprobado por el Congreso de Colombia mediante la ley 1844 de 2017. El mismo acuerdo, y por lo tanto la ley que lo adopta en el país, establece que cada cinco años Colombia (y en general todas las partes signatarias del tratado) deberán actualizar su NDC con miras a alcanzar el objetivo del acuerdo de mantener “el aumento de la temperatura mundial en este siglo muy por debajo de los 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales”.
También se establece un requerimiento a las partes signatarias, y por lo tanto a Colombia, de preparar y comunicar sus Estrategias Climáticas de Largo Plazo (LTS por sus siglas en inglés). Estas LTS no son legalmente vinculantes como las NDC, pero sirven al propósito de pensar los desarrollos nacionales alrededor de una meta climática de largo plazo que tenga en cuenta las responsabilidades comunes pero diferenciadas y las respectivas capacidades, a la luz de las circunstancias nacionales. En 2020, Colombia publicó la actualización de su NDC y, según los tiempos definidos en la COP21 y los retrasos ocasionados por la pandemia, se espera que este año el país adopte su estrategia climática para mitad de siglo (llamada E2050 en el país) y la comunique a la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático.
Este breve resumen permite ver que la acción climática y, sobre todo, las decisiones en materia de mitigación de gases de efecto invernadero no son temas que se hayan puesto recientemente sobre la mesa. Tampoco son temas sobre los que todo esté dicho y hay un campo de trabajo enorme con miras a la implementación de los compromisos adquiridos, la estimación de los costos asociados y la cuantificación de los beneficios económicos de las transformaciones requeridas. Tampoco se ha avanzado mucho en la cuantificación de los costos de la inacción climática o de la acción retrasada en materia de mitigación de gases de efecto invernadero en el país y cómo afectan y deben ser consideradas las circunstancias nacionales a las que hace explícita referencia el Acuerdo de París. Todos estos, temas sobre los que esperamos discutir en futuras ediciones de este blog.
Sin embargo, sí me gustaría traer a la conversación algunas cifras sobre el estado actual de la acción climática mundial que valen la pena tener en cuenta al discutir preguntas clave sobre acción climática y, por lo tanto, sobre el marco ambiental en el que se deberán desarrollar las actividades del sector energético en Colombia: ¿Los esfuerzos del planeta están alineados con el logro del objetivo de estabilización del clima? ¿Los aportes de Colombia son proporcionales a sus responsabilidades y capacidades de acuerdo con sus circunstancias nacionales? ¿Hacia dónde deben moverse el mundo y Colombia en cuanto a su ambición climática? ¿Serán el mundo, y Colombia, capaces de seguir esa ruta del “deber ser”?
Las cifras recientes
El más reciente Informe sobre la Brecha de Emisiones 2020 (EGR 2020) preparado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP por sus siglas en inglés) presenta un panorama sobre el estado actual y las trayectorias mundiales hacia el logro de los objetivos climáticos. En primer lugar, se indica que 2019 fue el tercer año consecutivo en el que las emisiones globales aumentaron. En la evaluación realizada por UNEP, las NDC del mundo aún son “lamentablemente inadecuadas”. Esto se refleja en el hecho de que, a pesar de tener una leve reducción en las emisiones durante 2020 debido a la crisis causada por la COVID-19, la trayectoria actual de emisiones del mundo es compatible con un incremento de 3,2 grados Celsius en la temperatura media del mundo, muy lejos del objetivo del acuerdo de Paris.
No obstante, en el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2020 también se estima que, si el planeta realiza un proceso de recuperación económica “verde”, las emisiones podrían recortarse lo suficiente como para poner al planeta en la trayectoria hacia los 2 grados Celsius. En la siguiente figura se presenta la estimación de las trayectorias mundiales de emisión según las políticas vigentes en 2010, el escenario de las políticas vigentes en este momento (“current policies”) y los escenarios de cumplimiento de las NDC sometidas por los países en la COP 21 en 2015. Es importante resaltar que en 2020, los países, incluido Colombia, sometieron nuevos compromisos de mitigación que aún no se reflejan en el documento que estamos comentando. La brecha de emisiones entre las trayectorias de las NDC del mundo y el nivel requerido para, con una probabilidad razonable, estar en ruta de estabilización del clima en 2 o 1,5 grados Celsius varía entre 12 y 32 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente. Para dar una idea de la magnitud de la brecha se puede tener en cuenta que las emisiones totales del mundo en 2019 fueron 59,1 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente. Esa brecha de emisiones debería ser cerrada para poner al planeta en la ruta hacia el logro de los objetivos climáticos con una mayor mitigación que se refleje en las actualizaciones de las NDC.
Colombia, al pasar de aspirar a emitir 234 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (NDC condicionada de 2015) a fijarse una meta de no superar los 169 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente está mostrando un nivel de ambición y compromiso consistente con el objetivo climático global. Hace falta ver cuál es el proceso de implementación de los cambios requeridos para dar cumplimiento a este compromiso y si la financiación climática global reconocerá los esfuerzos del país.
Tomado de: Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (2020). Informe sobre la Brecha de Emisiones 2020 . Nairobi.
Sin embargo, el esfuerzo en la descarbonización no se termina en 2030. Esta es solo una meta volante y, como se observa en la figura anterior, si el mundo quiere lograr la estabilización del clima se requiere que los esfuerzos por reducir emisiones no se detengan. Por el contrario, si el mundo se decide a combatir el cambio climático, se puede esperar el esfuerzo por reducir las emisiones aumente de manera sostenida después de 2030.
¿Cuánto emite Colombia?
En Colombia, y según el escenario de referencia de emisiones presentado en la actualización de la NDC colombiana, las emisiones en 2019 aumentaron con respecto al año anterior. Usando las cifras presentadas en ese documento y en el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2020 podemos estimar que en 2020 Colombia emitió entre el 0,45% y el 0,55%[1] del total de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta. Ese valor es bastante superior a la cifra que se ha usado como referente a la hora de estimar el aporte del país a las emisiones globales. En contraste, el PIB de Colombia representó en 2020, alrededor del 0,31% del PIB mundial mientras que la población del país fue el 0,65% del total del planeta. Nuestra contribución a las emisiones del mundo son proporcionales al tamaño de nuestra economía y población en el contexto mundial.
[1] Según el documento de actualización de la NDC colombiana, el país en 2020 emitió 291,3 Mt CO2e (0,2913 Gt CO2e). El EGR 2020 indica que el mundo durante 2019 el mismo año emitió entre 53,2 Gt CO2e y 65 Gt CO2e (59,1 ± 5,9). El cociente entre las emisiones colombianas sobre el total mundial.