Por: Juan Camilo Herrera
Los costos asociados a mitigar las emisiones de gases efecto invernadero son frecuentemente utilizados como argumento por formadores de opinión para argumentar que implementar políticas de descarbonización puede ser económicamente inviable.
Y no es para menos. En el Grupo de Trabajo III del Sexto Informe de Evaluación (AR6) del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, se estima que las trayectorias de mitigación que limitan el calentamiento a 2 °C conllevan pérdidas en el PIB mundial con respecto a los escenarios de referencia de entre el 1,3% y el 2,7% en 2050; y en las trayectorias que limitan el calentamiento a 1,5 °C las pérdidas en el PIB son de entre el 2,6% y el 4,2%.


Figura 1. Pérdida del PIB mundial en 2030, 2050 y 2100 con respecto al escenario de referencia para diferentes sendas de ambición climática (estas estimaciones no tienen en cuenta los beneficios económicos asociados a los impactos evitados causados por el cambio climático). Fuente: Figura 3.34 IPCC AR6 WGIII [1]
Respecto a los costos marginales de abatimiento, todas las trayectorias de emisiones muestran que a medida que la ambición climática aumenta los costos también y estos crecen de manera no lineal, así como también aumenta su incertidumbre. En las trayectorias de mitigación que limitan el calentamiento a 2°C los costos marginales están alrededor de 90 USD2015/tCO2 en 2030 y de 210 USD2015/tCO2 en 2050, y en las trayectorias de 1,5°C los costos son en promedio de 220 USD2015/tCO2 en 2030 y de 630 USD2015/tCO2 en 2050.


Figura 2. Costo marginal de abatimiento del carbono en 2030, 2050 y 2100 para diferentes trayectorias de mitigación. Fuente: Figura 3.32 IPCC AR6 WGIII [1]
Evaluar el costo de cualquier política de mitigación es un desafío relevante porque implica comparar el costo de la respectiva medida respecto a un escenario de referencia que sirve como contrafactual para representar que hubiese pasado si la política de mitigación no sucediese.
No obstante, y a pesar de que la magnitud de los costos de abatimiento puede ser considerablemente alto, basarse en ello para argumentar que la acción climática es muy costosa es contar solo un lado de la historia y da una visión sesgada para los tomadores de decisión y los grupos de interés. Por ende, es imperativo tener en cuenta en la evaluación económica del cambio climático, los beneficios de la acción climática derivados de evitar los posibles impactos que trae consigo el cambio climático.
La impresión generalizada entre el público, e incluso entre expertos del sector energético, es que lograr los objetivos del Acuerdo de París implica perdidas macroeconómicas considerables. No obstante, esa visión genera ambigüedades en la comunicación del cambio climático y refuerza el mensaje que no es posible alcanzar el nivel de ambición climática necesario para limitar el aumento de la temperatura media global muy por debajo de 2°C sin pérdidas económicas.
Incluso el IPCC, dada su estructura por grupos de trabajo en la que el análisis de los impactos del cambio climático y los costos de la mitigación son evaluados por los Grupos de Trabajo II y III respectivamente, ha ignorado los beneficios económicos del cambio climático y se ha centrado en cambio únicamente en sus costos [2]. Sin embargo, en el AR6 se crearon grupos de trabajo transversales, entre ellos aquel enfocado en economía (cross-working group box economic), en el cual se analizaron con detalle las metodologías para estimar estos beneficios y una compilación de la literatura existente al respecto. Ver [1] y [3].
Como resultado, por primera vez el IPCC en el resumen para responsables de políticas (SPM por sus siglas en inglés) que es aprobado línea por línea por todas las Partes de la Comisión (incluido Colombia), en su numeral C.12.3 afirma que “el beneficio económico global de limitar el calentamiento a 2°C durante todo el siglo XXI excede los costos de mitigación en la mayoría de la literatura revisada”[1].
Este resultado si bien relevante, tiene una salvedad, y es que la literatura académica que intenta cuantificar el costo de los impactos climáticos y el beneficio relacionado a evitar estos aún está en desarrollo, y por ende, estos resultados carecen de la certidumbre que por ejemplo tienen los costos asociados a la mitigación, y sistemáticamente tienden a subestimar los beneficios que traería consigo embarcarse en una descarbonización ambiciosa.
¿Y esto por qué es así?
La evaluación de los costos del cambio climático se puede hacer de forma agregada estimando el valor total de los impactos climáticos, o de forma marginal estimando el costo para la sociedad de añadir una tonelada de carbono a la atmosfera el cual es conocido como Costo Social del Carbono (CSC). Los costos agregados globales por ejemplo son utilizados en modelos IAM para explorar sendas de emisiones y de temperatura media global “óptimas” que balancean los costos de implementar políticas de mitigación respecto al beneficio de evitar los costos del cambio climático. El CSC por otra parte puede ser utilizado para cálculos de costo-beneficio locales respecto a un nivel de mitigación deseado, y para definir niveles de precios en políticas de evaluación de proyectos, impuesto al carbono, etc.
Para cuantificar estos costos hay tres metodologías principalmente [3]:
- La primera involucra la modelación física del impacto seguida de su valoración económica (e.g. estimación de mortalidad y morbilidad por riesgos climáticos como el calor, insalubridad o enfermedades tropicales y la consecuente estimación de los costos en salud pública).
- La segunda involucra modelos de equilibrio general computable que permiten cuantificar variaciones en los insumos y en los productos a causa tanto del cambio climático como de la mitigación, y evaluar como estos efectos se transmiten en la economía y las posibilidades de consumo, inversión, comercio internacional, etc.
- La tercera metodología, que es más reciente, estudia los impactos económicos en un sector determinado o a nivel agregado a partir de cambios observados en el clima o en la economía a causa del cambio climático, utilizando principalmente modelos econométricos.
Estas evaluaciones económicas son un desafío porque involucran interacciones de por si complejas entre sistemas físicos, naturales y sociales [3]. Algunas de las críticas a estos métodos son entre otros: la no inclusión de beneficios colaterales (cobeneficios) a causa de sinergias y trade-offs, la diferenciación estadística entre impactos meteorológicos y climáticos, la omisión de los costos de adaptación, la representación de eventos singulares de gran escala (tipping points), las interacciones y los efectos indirectos entre regiones y sectores, los efectos macroeconómicos y en el bienestar social a causa de cambios estructurales en la economía, la omisión de los costos por impactos climáticos en el escenario de referencia, la agregación de estimaciones de diferentes métodos y fuentes, la representación de la variabilidad en las respuestas de los daños potenciales, etc.
La literatura científica muestra una alta heterogeneidad en los impactos económicos debido a las diferencias en la metodología, la especificación del modelo y el conjunto de supuestos asumidos. La amplia gama de estimaciones, y la falta de comparabilidad entre metodologías, no permite identificar con confianza un conjunto robusto de estimaciones. Es por tanto necesario evaluar y conciliar las diferencias entre metodologías. Sin embargo, el hecho de que en la literatura más reciente, los costos del cambio climático sean mayores que los de los estudios anteriores, indica que los impactos económicos agregados a causa del cambio climático podrían ser mayores y por ende los costos asociados al cambio climático y el costo social del carbono (CSC) están siendo subestimados [3].
Como consecuencia, los modelos IAM no pueden alcanzar un “óptimo” social que se alinee con las metas de 2°C y menos de 1,5°C, además de otros problemas metodológicos que Sir Nicholas Stern y Joseph Stiglitz apuntan en un artículo reciente [4]. A pesar de ello, los modelos IAM son la mejor herramienta disponible que tenemos.
Así, para terminar este ensayo, se puede concluir que las estimaciones económicas de la política climática son insumos importantes para el diseño de política y la toma de decisiones. No obstante, representar estas evaluaciones únicamente desde los costos de mitigación distorsiona el panorama general necesario para la toma de decisiones y genera la falsa impresión que emprender la acción climática es costoso.
Es fundamental tener en cuenta los costos de los impactos asociados al cambio climático y el consecuente beneficios de evitar estos, y así poder evaluar las políticas climáticas de manera más balanceada y proveer a los tomadores de decisión y al público en general de información completa y balanceada. Sin embargo, la metodología para estimar estos beneficios aún está en desarrollo y tiene unos retos importantes por delante, lo que inevitablemente genera una subestimación en su magnitud.
Referencias
[1] Riahi, K., R. Schaeffer, J. Arango, K. Calvin, C. Guivarch, T. Hasegawa, K. Jiang, E. Kriegler, R. Matthews, G.P. Peters, A. Rao, S. Robertson, A.M. Sebbit, J. Steinberger, M. Tavoni, D.P. van Vuuren, 2022: Mitigation pathways compatible with long-term goals. In IPCC, 2022: Climate Change 2022: Mitigation of Climate Change. Contribution of Working Group III to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [P.R. Shukla, J. Skea, R. Slade, A. Al Khourdajie, R. van Diemen, D. McCollum, M. Pathak, S. Some, P. Vyas, R. Fradera, M. Belkacemi, A. Hasija, G. Lisboa, S. Luz, J. Malley, (eds.)]. Cambridge University Press, Cambridge, UK and New York, NY, USA. doi: 10.1017/9781009157926.005
[2] Köberle, A.C., Vandyck, T., Guivarch, C. et al. The cost of mitigation revisited. Nat. Clim. Chang. 11, 1035–1045 (2021). https://doi.org/10.1038/s41558-021-01203-6
[3] O’Neill, B., M. van Aalst, Z. Zaiton Ibrahim, L. Berrang Ford, S. Bhadwal, H. Buhaug, D. Diaz, K. Frieler, M. Garschagen, A. Magnan, G. Midgley, A. Mirzabaev, A. Thomas, and R. Warren, 2022: Key Risks Across Sectors and Regions. In: Climate Change 2022: Impacts, Adaptation, and Vulnerability. Contribution of Working Group II to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [H.-O. Pörtner, D.C. Roberts, M. Tignor, E.S. Poloczanska, K. Mintenbeck, A. Alegría, M. Craig, S. Langsdorf, S. Löschke, V. Möller, A. Okem, B. Rama (eds.)]. Cambridge University Press. In Press.
[4] N. Stern, J. E. Stiglitz, and C. Taylor, The Economics of Immense Risk, Urgent Action and Radical Change: Towards New Approaches to the Economics of Climate Change. Cambridge, Mass: National Bureau of Economic Research, 2021.
[1] Para la meta de 1,5°C no hay una conclusión similar porque la evidencia es aún limitada, y el compendio de literatura no es suficiente para realizar el mismo argumento de manera robusta